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Juan Toral, el médico de La Isla

Hay llamadas telefónicas que te molestan: suelen llamarte a la hora de la siesta y prometerte una tarifa telefónica mejor o una tarjeta de crédito llena de ventajas. Pero también hay llamadas que te cambian la vida como la que recibí aquel 16 de Noviembre del 2.016. Recuerdo que estaba posando para el álbum de la preboda en la playa del Confital (Las Palmas de Gran Canaria) cuando me llamaron desde la productora Shine Iberia para ofrecerme ser el médico de «La Isla», una aventura extrema que iba a marcar mi vida.

Yo que soy una persona de retos dije que no ya que no sólo estaba a 6 meses de casarme sino que en unos días tenía que hacer una mudanza desde Las Palmas a Madrid y cruzar literalmente el mundo para recorrer Australia con mi mochila durante 3 semanas. Así que agradeciendo el ofrecimiento dije que no y seguí posando con una media sonrisa de amargura por dejar pasar ese tren.

 

Lo bueno de tener a tu lado a tu media naranja es que te conoce mejor que nadie. Tras las

fotos y consultarlo con la almohada me convenció de que no perdía nada por intentar esta nueva aventura, otro reto más para contárselo en un futuro a tus nietos así que pasados unos días devolví esa llamada para decir que si lo consideraban oportuno estaba dispuesto a ir como concursante. El 14 de Diciembre yo estaba literalmente en el fin del mundo, en el desierto australiano de Alice Spring cuando la directora de casting me daba la enhorabuena por Whatsapp: «eres el médico de La Isla».

Tocaba «prepararse» así que a la vuelta de mi viaje en Oceanía, en las Navidades ´16-17 fueron días de llenar depósitos. No me privé ni de mantecados ni de comilonas familiares ni con amigos, tenía que llenar la despensa mientras guardaba el secreto.

 

El martes 24 de Enero del 2.017 un taxi me recogía para dejarme en la T4 de Barajas…no tenía ni idea ni a donde iba ni quienes serían mis compañeros de viaje. Tras 9 horas de vuelo comencé a despejar algunas de las incógnitas ya que aterricé en Panamá. Era la conocer Gibraleón, una pequeña e inhóspita isla en el archipiélago de las Perlas donde pasaría el próximo mes: sin agua, comida ni recursos, tan sólo con el ingenio y con 13 desconocidos que finalmente se convertirían en hermanos.

 

 

Nuestra experiencia en «La Isla» comenzó a nado.

 

¿Que quién soy? Aquí tienes mis vídeos de presentación

 

Ahora que el tiempo ha pasado recuerdo todo con cariño pero reconozco que lo pasamos realmente mal. Los primeros días fueron angustiosos y la falta de agua y fuego comenzaron a ponernos al límite.

Dice el dicho que nunca conoceremos nuestros límites sino tratamos de superarlos. Si unos meses me hubieran dicho que iba a conseguir hacer fuego con un palo me hubiera reído incrédulo pero ahí estuve junto a Cuco, «el Dios del fuego».

 

 

Sabía que en La Isla no me iba a aburrir y es que como médico tienes que estar atento las 24 horas, algo que no es fácil cuando no consigues cubrir las necesidades básicas como es beber y comer. Ya en la primera semana hubo altercados médicos: Miguel tenía que abandonar tras fuertes dolores estomacales tras beber agua de mar, Chus se debilitó hasta caer extenuado y Santi casi se deja el dedo con el machete. Lo del médico de guardia, 24 horas al día, todos los días de la semana fue una realidad

 

 

Estuvimos a punto de tener que abandonar nuestra aventura ya que no conseguíamos encontrar agua. Nos tiramos una semana bebiendo dos tapones de una garrafa: deshidratados, bajo unas durísimas condiciones climáticas y al borde del KO. Pocas alegrías más grandes en mi vida como la que sentí cuando vi como Iker, Dani y Antonio conseguían culminar una de las exploraciones encontrando la charca que nos mantendría con viva. Ahora tocaba hacer que ese agua fuera potable.

Ya con agua y con la poca comida que conseguíamos (algún reptil o pescado) nos sentíamos eufóricos y seguros, pero nunca hay que bajar la guardia y es que como si Nostradamus me tratase intuía que el peligro ni mucho menos se había ido

En apenas unos segundos la vida te puede dar un giro de 360º. Arrancaba el día 13 en La Isla. Un precioso sol iluminaba el cielo a primera hora de la mañana. Tocaba comenzar el día revisando si la red que conseguimos hacer y que dejábamos anclada por las noches había atrapado peces debido al cambio de mareas. Antonio se metió para desenganchar el mástil delantero cuando notó algo extraño que le puso en aviso. Segundos después a mi me tocaba desenganchar la red para comprobar si habíamos conseguido pescar cuando noté como algo atravesaba mi pie derecho. Fue un punzada seca…mi peor pesadilla acababa de empezar. Como pude salí del agua donde comprobé como efectivamente, algo me había herido. Sangraba por el pie y el dolor era insoportable. No podré olvidar esa sensación, ese dolor que iba y venía, cada vez con más rapidez y más intensidad: difícil de soportar. Pero lo peor estaba por llegar y es que a los pocos minutos sentí como mi cuerpo empezaba a dormirse. Empezó por la pierna derecha, luego la mano y todo el brazo izquierdo. La cara se me desconfiguró, la boca se me ladeó. La toxina que me había inoculado la mantarraya se pasó a la pierna izquierda para seguir su peligroso ascenso. Cuando el diafragma izquierdo dejó de funcionar temí realmente por mi vida. Las secuencias y el drama se recogen perfectamente en estas secuencias:

 

 

 

En aquella ocasión gasté unas de mis siete vidas y tras pasar por el hospital y recibir el antídoto y la cura del Cirujano Plástico pude volver a laIsla con mis compañeros.

La naturaleza quita pero también da. Un pez casi me hace abandonar la aventura pero a la vuelta, el pez nos regaló un desayuno especial con 10 grandes piezas.

El mes en la Isla fue una experiencia brutal pero sobre todo muy dura. Todos perdimos mucho peso (yo perdí) 15 kgs en 4 semanas y las fuerzas al final fueron flaqueando como demuestran los problemas de salud que en los últimos días sufrieron Iker, Rafa y Santi que me hicieron trabajar como médico.

 

 

 

 

Más allá del momento mantarraya, la caza del cerdo fue otro de los momentos más especiales para mí. Las imágenes no lo demuestran pero tras una hora agazapados y tras actuar como un equipo Legi, David, Santi y yo conseguimos dar presa a un cerdo que nos dio alimento y alegrías para afrontar las últimas horas en la Isla.


Será difícil ver atardeceres más bonitos que los que vi cada día en esa playa de Gibraleón. La última noche fue especial y en torno al fuego quemamos los malos rollos que durante un mes ardieron en las ascuas que nos iluminaron y nos dieron vida durante ese duro mes.

Tras 28 días solos, sin información del exterior ni ningún tipo de ayuda llegó la hora de que Pedro García Aguado viniera a recogernos.

 

 

 

 

La Isla, supervivencia REAL, aventura en estado puro. Fue una suerte, una responsabilidad y un privilegio formar parte de la primera expedición para la televisión en España de este reallity.

Todas las experiencias te modulan y te hacen cambiar: de allí me llevé muchas lecciones, 14 amigos y una experiencia digna de vivir. Gracias a la vida, gracias a la Isla

El reality La Isla se emitió durante 8 semanas, siendo Trendint Topic y líder social los 8 miércoles en antena, del 17 de Mayo del 2.017 al 5 de Junio

 

 

 

 

 

– Web oficial – 

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